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jueves, 1 de octubre de 2009

El príncipe de los enredos, de Roberto Aliaga y Roger Olmos

El príncipe
de los enredos
,
de Roberto Aliaga (texto)
y Roger Olmos (ilustración).
Premio Lazarillo 2008.
Edelvives, Zaragoza, 2009.
ISBN 978-84-263-7233-8.
48 págs., 14.90 €.

Álbum ilustrado


Por Gonzalo García, Darabuc

El príncipe de los enredos
, de Roberto Aliaga y Roger Olmos, es un cuento de concepción clásica —a mí me hace pensar en Andersen— sobre la maldad.

El cuervo llega un día cualquiera a una encina admirable, preguntando quién manda ahí; pero el árbol ni siquiera comprende la pregunta. ¿Qué pretende el cuervo? No lo sabremos hasta el final.

El segundo paso es hablar a las hojas y, so guisa de compasión, confundirlas y convencerlas de que se suiciden (no de otra forma puede llamarse). El tercer paso es repetir la operación con las raíces y convencerlas de que vivirían mejor como hojas. Cuando estalla la rebelión, es tarde. «El tronco, llorando, quiso explicar a las hojas y las raíces que cada uno tenía su función. Que cada uno sabía hacer cosas que nadie más podía hacer. Que cada uno tenía su lugar... y no podía cambiarlo, aunque quisiera». Pero el árbol se secará, y el cuervo regresará para instalar su casa. «Orgulloso, se posó en una rama. Príncipe de los enredos. Rey de la nada.» La historia es clara y emotiva; y, sin duda, da que pensar.

Como álbum, cobra particular vuelo por la maestría con la que Roger Olmos retrata a los personajes y transmite sus emociones y vacilaciones. Odiaremos al cuervo desde el primer momento y compadeceremos de verdad (no en el sentido falso en el que el pájaro usa la palabra) a la encina, las hojas y las raíces, que no comprenden el verdadero alcance de las intenciones del cuervo hasta que es demasiado tarde.

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