Pero
Papá de Mathiev
Lavoie. Ilustraciones de Marianne Dubuc.
Editorial Juventud, Colección Álbumes Ilustrados , 2013. Cartoné, 15
x 21 cm., 40 pp., 10.50 euros. A partir de los 3 años.
Por José R. Cortés
Criado.
Papá mono es un poco despistado, quiere acostar a sus dos
monitos y todo se le olvida, menos mal que están los pequeños para recordarle
cada una de las cosas que deben hacer antes de acostarse y lo que necesitan
para dormir.
Lo primero que olvida son los pijamas, después los
muñecos, más tarde los vasos de agua, la luz quita miedos, y hasta lo más
importante, las camas, y, por supuesto, las paredes, el suelo, el armario, el
monstruo del armario, la luna, el beso de buenas noches de él y el de mamá...,
es que papá es muy despistado y deberá hacer una lista de todas estas cosas
para que al día siguiente no se le olvide nada.
Con esa preocupación andaba el buen señor cuando le dio por última vez las buenas
noches a sus retoños y resultó que ya era de día.
Muy ingenioso el relato de ese padre preocupado por sus
hijos que se olvida de cosas elementales y la ayuda de los pequeños que son
utilizadas por la ilustradora para ir completando los dibujos; así se pasa de
un espacio en blanco sobre el que destacan dos monitos a otros que poco a poco
van cobrando vida con los pijamas, los muñecos, los vasos de agua, las camas,
la habitación..., hasta configurar un dormitorio amueblado.
Curiosamente las ilustraciones ocupan las dos páginas
consecutivas, en las de la izquierda aparece el papá mono, salvo en las que
aparece el monstruo y el gato; y en las páginas de la derecha aparecen los dos
hijos, primero, solos; después, en las páginas
sucesivas, a los pequeños se unen los objetos que le reclaman al padre,
hasta conformar la ilustración completa, como si fuese una página que hay que
ir completando paso a paso.
Seguro que los pequeños lectores disfrutarán con esta
sencilla historia, con visos de realidad, aunque llegue a exagerarse con el
olvido de las camas y de la habitación, pero en el mundo de la imaginación
infantil tendrá buena cabida.

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